De una tortuga admiramos su longevidad y su paso lento. Por ello, cuando Isaac Piñeiro aceptó el reto de proyectar un sillón que se convirtiera en una merecida recompensa, en un objeto con el que soñamos de camino a casa, no dudó en inspirarse en este singular animal.
La propuesta de diseño se inspirar en parte de un caparazón de tortuga que nos abraza sin miedo al qué dirán, donde dar rienda suelta al mundo de las letras o al de los sueños… Su simpleza formal conecta y continúa con la filosofía tranquila del estudio, si bien, la profusión de los textiles disponibles lo traslada a una dimensión mucho más exuberante.
Tras el éxito cosechado por sus progenitores, el diseñador propone unas mini butaquitas súper confortables que harán las delicias de cualquier salón. Pero también son idóneas para como cafeterías y habitaciones de hotel, donde la falta de espacio es condicionante. Gracias a las nuevas incorporaciones, la familia Tortuga se adapta mejor a todo tipo de ecosistemas. Los pufs y mesitas complementan la oferta.